13 agosto 2010

Matsumoto

Querido sobrino Gobo:

Nos estamos acercando a la recta final, y está claro que hemos acertado de pleno con la última escapadita del viaje... ¡podríamos seguir aún allí embobados delante del castillo de Matsumoto! Pero vamos por partes ;)

Pasamos toda la mañana en el tren para llegar hasta Matsumoto desde Kanazawa. Por la tarde estuvimos dando una vuelta por la ciudad, que es muy pequeñita pero tiene un aire tranquilo y agradable. Además, por cualquier esquinita se asoman los Alpes Japoneses :) Por lo que parece es bastante frecuente en el mes de agosto, y volvimos a pillar la fecha del matsuri (fiesta tradicional), así que la ciudad estaba adornada con farolillos:



La rana debe ser el animal más simbólico de Matsumoto, ¡había ranas por todas partes! Aquí tenéis por ejemplo una carroza de las que deben sacar durante la celebración de las fiestas:



También es curiosa la entrada al Museo de Arte, que está decorada con flores gigantes:


De cena probamos por fin la tempura, que ya tocaba... ¡y la verdad es que estaba para chuparse los dedos!



Y para bajar la cena dimos un paseo hacia el castillo. En cuanto anochece, sobre todo en estos pueblos más chiquititos, apenas hay nadie por la calle... estaba todo en silencio y de repente apareció el castillo iluminado delante de nosotros... ¡creo que se me cayó la mandíbula hasta el suelo, como en los dibujos animados! El castillo está rodeado por un pedazo de foso con carpas y un par de cisnes... Es imponente, una auténtica pasada.

A la mañana siguiente había muchísima gente, nos alegramos un montón de haberlo visto la noche anterior. Pero aún así mereció la pena la visita, por fuera y por dentro. Solían llamarlo "castillo del cuervo", por el color negro de la madera. El castillo de Matsumoto es uno de los cuatro calificados como Tesoro Nacional, junto con el de Himeji (¡sile! http://elviajeromatt.blogspot.com/2006/08/ya-estamos-aqu.html), el de Inuyama (¡sile! http://elviajeromatt.blogspot.com/2010/08/inuyama-y-nagoya.html) y el de Hikone (¡nole! éste a la lista de tareas pendientes :p).

Cruzamos el foso por el puentecito rojo, que también es una chulada, y pasamos al castillo.

Tiene seis plantas, aunque al mirar la torre principal desde el exterior parece tener sólo cinco, porque una de ellas no tiene ventanas. Así la ocultaban de los enemigos que pudieran atacar el castillo. Una de las cosas más distintivas de este castillo es que se construyó después de que los europeos hubieran introducido las armas de fuego en Japón, por lo que tiene ventanas preparadas para disparar las flechas de los arqueros y otras para las armas de fuego.










Pues con esto y un bizocho, nos volvemos para Tokio. Esperamos daros más noticias de los últimos días allí.
¡Muchos besos!

12 agosto 2010

¡Pleno de jardines! Kenroku-en de Kanazawa

Querido sobrino Gobo:

La última ciudad que hemos visitado ha sido Kanazawa, apodada como "la pequeña Kioto". Tiene algunas callecitas con mucho encanto, un jardín alucinante y una sorpresilla que ahora os contaremos.


Nada más llegar dimos un paseo por Higashi chayagai, conocido como el barrio de las geishas. Tiene básicamente una calle con casitas muy chulas, donde antiguamente los señores con pasta disfrutaban de reuniones con las geishas.


Cerca de allí está una importante fábrica de pan de oro, el material que recubre el impresionante Kinkaku-ji (http://elviajeromatt.blogspot.com/2006/08/ya-estamos-aqu.html). Dentro de la fábrica, un abuelito bien simpático nos explicó (en perfecto japonés, no lo dudéis) cómo se fabrica el pan de oro. Es curiosísimo, parten de un pedazo de oro del tamaño de una moneda que van aplastando y estirando para extenderlo hasta alcanzar el tamaño de un tatami (90 x 180 cm). Estuvimos viendo cómo manejan las finísimas láminas de pan de oro durante este proceso, con palillos porque al tocarlo con los dedos se queda completamente pegado a la piel.


¡E incluso nos invitaron a una taza de té (¡feeeeeliz feeeliz no cumpleaños!) con virutas de pan de oro, que por lo visto va muy bien para el reúma!



A la mañana siguiente fuimos tempranito a ver el jardín Kenroku-en, que es la atracción principal de Kanazawa... ¡y no es para menos!. Con éste hacemos pleno de jardines, ¡ya hemos estado en los tres más importantes de Japón! (http://elviajeromatt.blogspot.com/2010/08/okayama.html)

El Kenroku-en es de un tamaño considerable y tiene varias zonas, dos de ellas alrededor de laguitos preciosos, una parte con cerezos que en primavera tiene que ser una pasada... Es difícil elegir pero seguramente sea el jardín que más nos ha gustado, quizá porque tiene el equilibrio perfecto entre lo cuidado que está y el puntito de naturaleza salvaje que tiene.












Junto al jardín está el castillo de Kanazawa, aunque no es demasiado atractivo. En lugar de estar construido a lo alto como la mayoría de los que hemos visto, es un castillo alargado (y un poco soso).



Después dimos una vuelta por el mercado de Omicho que tiene un montón de puestos de pescado, marisco y fruta y el ambiente es muy animado.

Al salir del mercado nos pateamos el distrito de los samuráis (Nagamachi), con casas de antiguos samuráis que tiene jardines tradicionales.


Comimos en el barrio de Katamachi, el distrito más comercial (primer McDonald´s, ¡hemos aguantado como campeones!) y caminamos hasta Teramachi, la zona de los templos, para terminar el día con una guinda estupenda:
Estuvimos en el Myoryuji, conocido con Ninjadera, un antiguo templo construido para defenderse en caso de ataque, con un montón de pasadizos secretos, trampas, escaleras ocultas, puntos estratégicos desde donde vigilar sin ser visto... Solamente se puede ver por dentro reservando una visita guiada en japonés, así que nos tiramos a la piscina y nos plantamos allí... ¡aunque tuvimos la gran suerte de que nos dieran un librillo con algunas explicaciones en inglés! La mayoría de cosas que te enseñan son bastante evidentes, nos gustó un montón. La pena es que no se pueden hacer fotos en el interior, así que la que os dejamos es más que nada de recuerdo:


Una paliza de día pero más que bien aprovechado.
¡Y hasta aquí puedo leer! ;)

11 agosto 2010

Shirakawa-go

Querido sobrino Gobo:

Entre Takayama y Kanazawa está Shirakawa-go, una reserva de casas tradicionales japonesas trasladadas hasta allí desde varios puntos de la región para recrear la vida rural. En nuestro periplo anterior ya habíamos tomado el aperitivo vistitando Hida-no-Sato, en Takayama (http://elviajeromatt.blogspot.com/2006/08/takayama.html), pero nos quedamos con ganas de llegar hasta Shirakawa-go.

La aldea está ya en el entorno de los Alpes Japoneses, así que os podéis imaginar que sólo el paisaje que la rodea es una gozada. Desde la parte más alta se puede ver todo el valle:



Las casas están construídas a base de madera, cuerdas y paja. Se conocen como edificios gasshô-zukuri, por lo inclinados que están los tejados para combatir el acúmulo de la nieve en invierno. Por las fotos que hemos visto, aquí tiene que hacer un frío que pela y nieva de lo lindo.





Algunas casas se pueden ver por dentro, casi todas tienen el lugar donde hacían el fuego del hogar para calentarse, además de utensilios antiguos expuestos, waraji (alpargatas japonesas) hechas a mano...



El piso de arriba de muchas de las casas estaba dedicado a la producción de seda. Hay fotos de la gente trabajando, aparatos que usaban, ¡e incluso gusanos de seda vivos en las distintas etapas del ciclo!


Construir estos edificios debía llevar bastante trabajo y tiempo, pero con el frío de la región y el fuego que utilizaban para entrar en calor debía ser más o menos habitual que se incendiaran las viviendas. Tenían casas algo más sencillas para que pudieran refugiarse quienes se habían quedado sin hogar mientras trabajaban para reconstruirlo:


Ya que estábamos metidos en la vida tradicional, comimos unos platos muy ricos con verduritas y carne de la zona (¿a que tienen buena pinta?):


Y podemos decir que tuvimos suerte, porque cuando habíamos terminado de recorrerlo todo empezó a llover con ganas... y tuvimos que resguardarnos para esperar al autobús de vuelta. Pero se nos dio genial el día, ¡es muy chulo!
Un abrazote

Okayama

Querido sobrino Gobo:

Okayama tiene la ventaja de que se visita cómodamente porque las cosas interesantes están muy cerquita, aunque a un paseo de la estación de tren. Sus puntos fuertes son el jardín Koraku-en y el castillo.

El Koraku-en es uno de los tres jardines más apreciados por los japoneses, los otros dos son el Kairaku-en en Mito (previously, on Matt el Viajero http://elviajeromatt.blogspot.com/2006/08/mito-jardn-kairaku-en.html) y el Kenroku-en en Kanazawa (prontously, aquí mismo). El jardín está cuidado al milímetro, tiene un estanque precioso y está junto al castillo, así que las vistas del jardín con el castillo de fondo son preciosas... ¡mejor que lo veáis vosotros mismos! Eso sí, la próxima vez que vengamos (¡jajajja!) tiene que ser en otra estación del año, que los jardines tan verdes son muy bonitos pero... ¡tenemos un montón de ganas de encontrar los cerezos en flor en primavera, los colores rojizos y marrones de los arces en otoño o las ramas nevadas en invierno!









El castillo de Okayama ("Okayama-jo") se construyó en el siglo XVI, pero como otros muchos fue destruido en la Segunda Guerra Mundial (¡maldita sea!). Sólo queda una de las torres, aunque el castillo fue reconstruído más tarde respetando el aspecto exterior del original. Por dentro está adaptado como museo donde se pueden ver algunas cosas curiosas que utilizaban en aquélla época, como la turistada de foto que os dejamos más abajo :p






¡Besitos mil!

09 agosto 2010

Iwakuni y Yamaguchi

Querido sobrino Gobo:



Cerca de Hiroshima se pueden hacer varias excursiones chulas.



Iwakuni es un pueblo pequeñito, lleno de naturaleza, cuyo símbolo es el puente de cinco arcos que veis en la foto:




Tras el puente, en lo alto de las montañas, asoma el castillo. Se puede subir en telefércio hasta allí.



Cerca del puente de Iwakuni hay un barrio antiguamente habitado por samuráis, donde se pueden visitar algunas casas:




Desde Iwakuni cogimos de nuevo el tren hasta Yamaguchi, otro pueblo con cositas interesantes que además estaba en fiestas.


Jardín japonés




Jardín zen




Pagoda de cinco pisos



Por la noche se animó la fiesta, la mayoría de gente se vestía con kimono para ir a la calle principal del pueblo, sobre todo los niños. Encendieron montones de farolillos, pero no os penséis que era cosa de pulsar un interruptor y ya está... ¡cada farolillo llevaba una velita dentro que cuidadosamente tuvieron que encender!




Y de postre vimos unos cuantos bailes sincronizados en grupo, que deben ser bastante típicos porque había un montón de grupos con unos trajes muy guays. Aquí os dejamos algunas fotitos y un vídeo, ¡esperamos que os gusten!